(See English below)
El 2018 año electoral en Colombia. En marzo se realizaron las elecciones parlamentarias, donde el Partido Alianza Verde, identificado como el centro político, duplicó su presencia en el legislativo y su candidato presidencial logró el respaldo de más de 4.2 millones de colombianos. La segunda vuelta presidencia, que enfrentó al candidato de la extrema derecha y a la izquierda, reveló que hay una ciudadanía activa dispuesta a hacer control y a trabajar por un cambio. Por último, la Consulta Anticorrupción, impulsada por los Verdes, entre muchos otros sectores, que logró 4.3 millones de firmas en 2017, tras una campaña austera que se supeditó únicamente a la movilización de la ciudadanía, obtuvo 11.6 millones de respaldos ciudadanos en las votaciones del 26 de agosto, en un país donde la corrupción y la compra de votos han sido, por décadas, la clave del éxito electoral.
Colombia, hoy, no es la misma de hace años. Hoy tiene una clase media pujante, que entiende su papel como contribuyente, que no está dispuesta a tolerar la corrupción, demanda de los políticos nuevas conductas electorales y urge por un cambio en la filosofía que orienta las decisiones del Estado. La materialización de la paz no está en segundo plano, una deuda que las corrientes políticas en ascenso deben sincronizar con su agenda para el desarrollo de la nación.
Por: Ángel Ramírez Pineda.
—English—
2018 was an electoral year in Colombia. The Green Parliamentary Party increased its members in the Senate by 80%. In the presidential election, the candidate of “Coalition Colombia” obtained 4.3 million votes. The Second Round of the presidential election showed that Colombians are now citizens willing to control their politicians. Finally, the anti-corruption referendum obtained 11.6 million votes after an austere campaign, which was mainly due to the efforts of ordinary people. The government and the parliament could not ignore the claims of citizens, who reject years and years of abuse from the political class.
Colombia today is not the same country as before. Now, we have hope; and the middle class understands that it has the right to an honest administration in the government, and decent behaviours in electoral campaigns. Now, we believe in our strength of will to change political corruption, and make our dream of peace and sustainable development real.
By Angel Ramirez Pineda